Una petición de corazón
Y un regalo para tu Nochebuena
¡Hola!
El envío de hoy será un poco diferente. Llevamos ya tiempo caminando juntos en este proyecto de “El arte de vivir”. Sabes que mi pasión es hacer presente a Cristo en tu vida diaria, utilizando estos medios digitales para llevar una palabra de aliento, de formación y de esperanza.
Por eso, en esta época de adviento, quiero invitarte a dar un paso al frente y pedirte en primer lugar tus oraciones para que este ministerio sea para gloria de Dios y un medio para que su Reino se instaure en este mundo. Asimismo, me tomo el atrevimiento de invitarte a suscribirte a la sección de pago de esta newsletter.
Pero quiero ser totalmente transparente contigo: No voy a ofrecerte contenido exclusivo ni “secretos” detrás de un muro de pago. Tanto la suscripción gratuita como la pagada reciben exactamente el mismo contenido, porque el Evangelio es para todos.
Entonces, ¿por qué suscribirte a la versión de pago? Hazlo si puedes apoyar directamente mi vida y mi misión sacerdotal. Hazlo si este contenido te ha servido. Tu suscripción es una forma concreta de decirme: “Padre, estoy con usted, creo en lo que hace y quiero ser parte de este motor”.
Repito que el primer apoyo son tus oraciones, y que no todos, aunque quisieran, pueden aportar económicamente. Pero si tus posibilidades te lo permiten, te lo agradezco. Puedes hacerlo aquí:
Y ahora, un regalo para tu familia
No quería despedirme sin dejarte algo especial para estos días santos. Quiero estar presente en tu mesa de Nochebuena, ayudándote a vivir el verdadero sentido de la Navidad.
He preparado un subsidio descargable titulado: “El Regalo de la Sencillez”.
Más que una actividad, es una pequeña catequesis para vivir en familia antes de la cena. Incluye una dinámica sencilla con una canasta y una vela , donde grandes y chicos podrán reflexionar sobre cómo recuperar esa sencillez que nos acerca al Cielo.
Espero que este material una mucho a tu familia y les ayude a centrarse en lo esencial: Jesús.
Gracias por tus oraciones, tu generosidad, por tu lectura y por tu compañía.
¡Feliz Adviento!
P. Adolfo Güemez, L.C.


